El agujero del pozo por el que cayó Julen | Captura de pantalla de la web de La Sexta

Una pregunta despertó cada mañana durante 13 días a los españoles: «¿Han sacado ya a Julen del pozo?». Julen era un pequeño de dos años que cayó por un estrecho agujero en una finca en Totalán, Málaga. Todos los medios de comunicación abrieron, durante los 13 días que duró el rescate, con la historia de Julen.

Cientos de comentarios. Informaciones vacías que lejos de dar ayuda hacían más daño a unos padres que no se despegaron del pozo ni un segundo. 

Tal vez una mala praxis de la profesión periodística. Un interés insano de crear información donde no la había. Antonio Martín, cabo del Real cuerpo de bomberos de Málaga es claro, “el problema fue que los medios dieron plazos de tiempo y eso nunca se debe hacer”. Según pasaban los días, la tensión aumentaba. El único tema de conversación era la vida del pequeño y la de sus padres.

Aunque sí indica que eso fue un error, también asegura que los medios de comunicación hicieron una gran labor de comunicación ya que cada minuto había información y daban esperanzas de que el pequeño saliera con vida.

El suceso comenzó un fatídico 13 de enero de 2019 y duró 13 angustiosos días, donde cientos de personas se volcaron con la familia. Pero sin duda, si todo acabó, a pesar del final, fue gracias a todo el equipo humano que había detrás y que noche tras noche hundían un poco más su propio cuerpo para sacar al pequeño con vida. Los equipos de rescate, tanto ingenieros como bomberos y mineros, se dejaron la propia piel en la lucha continua del humano contra la naturaleza. Concretamente la batalla fue contra 107 metros de profundidad de pozo, 25 centímetros de diámetro. Y el tira y afloja continuo contra la esperanza de encontrar un niño al fondo.

Mientras estos héroes se jugaban la vida, los medios de comunicación, ya no solo de España si no del mundo entero estaban pendiente de cada centímetro de tierra que se conseguía excavar. Horas de lucha. Sudor. Lágrimas y todo ello retransmitido casi al minuto. En apenas dos días ya todo el mundo conocía la vida de los padres de Julen, de los abuelos, incluso de los vecinos. Hasta se hizo noticia que también perdieron otro hijo el anterior de apenas 1 años. Noticias con noticias. Cada segundo algo nuevo. Y mientras, el oxígeno finalizando en el pozo, los padres sin despegarse de la finca y los equipos de rescate jugándose el alma por encontrar vida en aquel túnel sin salida.

Labores de rescate a contrarreloj en el pozo y a kilómetros de él

“Todas las opciones que planteamos al principio se fueron al traste cuando vimos lo que teníamos. En un primer lugar lo que hicimos fue meter una cámara ya que no localizábamos al pequeño pero llegamos al tapón que nos hizo imposible seguir con ese plan”. Así de franco suena la historia de Antonio Martín, cabo del Real Cuerpo de Bomberos de Málaga, estuvo literalmente dentro del pozo y que vivió en primera mano el suceso que conmocionó a medio mundo. En cuanto al trabajo de los ingenieros destaca que uno de los contratiempos fue que no conocían cómo era el terreno pero que sin duda se hizo “todo lo posible” para poder rescatar a Julen con vida. Final que no ocurrió y que fue un “palo” muy gordo después de tantos días en vilo.

El cabo, que ha participado en otras labores de rescate pero “nunca una similar” asegura que siempre tuvo la esperanza de que el pequeño saliera con vida ya que eso es algo que hay que tener siempre presente, independientemente de las dificultades del terreno.

El procedimiento a seguir en este tipo de llamadas de auxilio no se conoce hasta que no se ve la circunstancia ni la característica. “Este suceso fue especial pues que el agujero era de diámetro reducido y allí todos los procedimientos para un rescate se iban al traste”, según indica el cabo. A pesar de las dificultades, sí se suele realizar un procedimiento general para sucesos de este tipo como es el análisis, localización de la víctima, acceso al lugar y recuperación de la persona.

La ayuda otorgada por los equipos de rescate que estaban dentro y a las afueras del pozo fue indudable pero también hubo un factor determinante en este suceso y fue la ayuda externa y la correcta organización entre distintos equipos. Aquí entra en juego el peso que tuvo la Jefatura de Bomberos de la Comunidad de Madrid, perfecta conocedora de las labores de rescate así como de la organización y que, en la distancia, sirvió de ayuda y apoyo a los compañeros que se encontraban más cerca.

“Conocíamos cada uno de los movimientos que se iban a hacer” asegura Felipe García Berzosa, Jefe de Grupo de Bomberos en el Ayuntamiento de Madrid, que trabajó mano a mano desde la distancia con todos los bomberos de Totalán.
Felipe, a diferencia de Antonio, perdió la esperanza de encontrar con vida al pequeño pasadas las 48 horas ya que son horas “críticas” que debido a la situación en la que se encontraba Julen era “complicado” sacarlo con vida. ”El oxígeno fue un factor determinante ya que a tantos metros de la superficie es prácticamente imposible sobrevivir”.

Respecto al trabajo realizado por los equipos de rescate lo tildó de “increíble”, también señala que ciertos medios de comunicación realizaron informaciones que no “fueron oportunas” y resultaron “irrelevantes” para la labor de rescate.

Durante esos 13 días, fueron muchos los que vertieron más tierra mediática sobre los padres que rezaban a diario encontrar a su pequeño con vida. Vecinos. Cientos de personas que opinaban y especulaban. Incluso los medios de comunicación, que lejos de comunicar objetivamente, muchos empujaron aún más hacia abajo la esperanza de los padres de Julen. ¿Era realmente importante comentar que otro hijo falleció? ¿Qué tan importante era la vida de los padres? ¿Realmente aportaba algo al caso todo el morbo creado por ciertos periodistas?

«Sobreactuación” por parte de algunos medios de comunicación

El conocido caso Julen fue un acontecimiento seguido por todos los medios de comunicación del país e, incluso, hubo medios internacionales que se hicieron eco del suceso debido a las características que el accidente y posterior rescate tuvieron. Según informa el Consejo Audiovisual de Andalucía, las principales televisiones dedicaron 228 horas al rescate del niño Julen. En este informe se refleja que la cadena televisiva que más tiempo dedicó a abordar este asunto fue Telecinco, con más de un 21% de todas sus emisiones en las dos semanas que duraron las labores de rescate. Además, según el informe, los canales que más tiempo dedicaron al asunto incurrieron en mayores faltas de rigor y sensacionalismo.

Hubo días que, como declara el jefe de investigación de La Sexta, Manuel Marlasca, algunos medios de comunicación, en un afán por conseguir mejores datos de audiencia, sobrepasaron el límite de la información y llegaron a la espectacularización del rescate con una “sobreactuación” de la información. Para Marlasca, periodista que en un primer momento contaba lo sucedido desde Madrid pero que, al cabo de los días, lo trasladaron a Totalán, asegura que el rescate contaba con los ingredientes suficientes “que lo hacían informativamente con atractivo”.

Uno de los datos que salió a la luz fue que un año antes de este suceso se había muerto el hermano de Julen. Para el periodista de La Sexta y aunque asegura que él tenía datos que no aportó en los medios de comunicación al considerarlos irrelevantes para el asunto del rescate, informaciones como las anteriormente mencionada “lo que hacían era añadir más dolor del que había” y no aportaban nada al relato que estaban contando. “Que hubiese sido detenido en alguna otra ocasión pues no aportaba nada”, subraya Marlasca en referencia al padre de Julen.

Este papel que tomaron los medios de comunicación por entrar en el sensacionalismo de la historia aportando datos que eran irrelevantes para el relato que se contaba “es algo que es muy malo para los periodista”, lamenta Marlasca al definirse como “pesimista” en cuanto a la autocrítica que, a su juicio, deberían hacer los diferentes medios sobre las coberturas que dan a los casos dramáticos y emocionales como el de Julen o el de Gabriel Cruz. Desde La Sexta y, en concreto, desde el espacio de Expediente Marlasca, el periodista afirma que el trató el caso desde el punto de vista “propiamente informativo”.

Sin embargo, el Consejo Audiovisual Andaluz, debido a la repercusión que tuvo el caso a nivel nacional e internacional, una vez que finalizó el rescate, decidió hacer un estudio para valorar el tratamiento informativo que se había dado al asunto de Julen en los medios españoles. En el se recoge que La Sexta vulneró el derecho al honor o la intimidad de las personas relacionadas con el caso en el programa informativo del día 24 de enero al emitir “una pieza centrada en el tapón de arena que se encontró dentro del pozo y en la supuesta falta de explicaciones para su formación”. La pieza informativa, según el estudio, iba acompañada de un rótulo en el que se podía leer “Las incógnitas respecto al tapón”. Esto, para el consejo Audiovisual, es llamativo que lo realice un medio de comunicación cuando se “habían estado difundiendo por redes bulos en este sentido”.

Además, también destaca que, aunque asegura que en el programa Al rojo vivo no hubo elementos de “sensacionalismo”, en el informativo del 14 de febrero se cae en el sensacionalismo y en la espectacularización, al emitir “declaraciones irrelevantes de vecinos del pequeño, de carácter emocional”.

Telecinco y Antena3 fueron los más sensacionalistas

Este estudio recoge conclusiones de cómo se hicieron eco de las noticias sobre el rescate de Julen todos los medios de comunicación. Pero resulta llamativo el hecho de que los programas de Antena 3 y Telecinco fueron los que más incurrieron los códigos deontológicos del periodismo a la hora de tratar la información del rescate. El informe recoge que, con el paso de los días, los medios de comunicación, a excepción de Telecinco, Antena 3 y Canal Sur TV, fueron reduciendo los elementos sensacionalistas de sus programas.

De esta manera, Espejo Público, perteneciente a Atresmedia, mismo grupo que La Sexta, y El programa de Ana Rosa, del grupo mediático Mediaset, fueron los que más grado de sensacionalismo recogieron en sus emisiones. Uno de los ejemplos que se detalla es una entrevista a la tía abuela del niño que se realizó en el programa de Telecinco sin tener valor informativo “más allá de la expresión de sufrimiento de la mujer”, resalta el estudio. Además, otro uso que utilizaron algunos programas televisivos para crear más emociones y sentimientos entre el espectador fue la música con la ambientaron las diferentes piezas audiovisuales.

Además, ambos programas reprodujeron imágenes de dolor de los padres aunque no tenían permiso para captarlas. De esta manera, Telecinco y Antena tres ahondaron en detalles no informativos como, por ejemplo, en cómo dormían o qué comían los mineros que llegaron al lugar exacto donde estaba Julen. En cuanto a ello, Marlasca cree que no afectó el nivel mediático que tuvo el caso a las labores de rescate llevadas a cabo por los equipos de salvamento. “Fueron muy profesionales, no se desviaron de su objetivo. Lo que ellos tenían en la cabeza en todo lo que hicieron fue tratar de encontrar en el menor tiempo posible al pequeño”, alaba el periodista.

Captura de pantalla de la web MITELE en el momento en el que se puede ver a la madre de Julen en el programa de Ana Rosa (Telecinco)

Otra de las características mediáticas que tuvo este caso y, a pesar del tratamiento informativo de algunas cadenas de televisión, es que como por parte de la Guardia Civil como de la subdelegación del Gobierno en Málaga se daba información constante a los medios de comunicación para así, según Marlasca, “evitar bulos”. De esta forma, la información que se lanzaba a los medios era objetiva, rigurosa y contrastada para evitar posibles especulaciones. 

El caso Julen demuestra la espectacularización de los sucesos

La tragedia de Julen, no solo ha venido a recordarnos lo frágiles que somos los seres humanos cuando la naturaleza desata todo su poder destructor, sino que nos ha puesto ante una oleada de solidaridad ciudadana y también del propio gobierno como pocas veces se había visto antes.

El Estado no ha escatimado en medios humanos y materiales, durante los trece días que duró la búsqueda del pequeño, se desplegó un dispositivo gigantesco formado por más de 300 efectivos de Guardia Civil, Bomberos, Protección Civil, mineros, ingenieros, geólogos, espeleólogos y psicólogos, entre otros muchos. Nada ha faltado, desde avituallamiento hasta tiendas de campaña, desde helicópteros, camiones pesados y grúas de gran tonelaje hasta mastodónticas excavadoras que no han parado de trabajar el terreno día y noche con la esperanza de rescatar al niño con vida. La inversión ha sido millonaria pese a que se temía que lo más probable es que el niño hubiera fallecido al poco de precipitarse por el tubo de más de cien metros que debería haber estado sellado y no abierto, convirtiéndose en una trampa mortal.

Que las televisiones, radios, periódicos y portales conviertan un suceso como el de Julen en el centro de la actualidad puede permitir que el caso tenga más visibilidad, que se aporten más recursos y que llegue incluso fuera de España, recabando apoyos de empresas extranjeras como las que colaboraron en el rescate u ofrecimientos de personas como el ingeniero que logró sacar a los mineros chilenos.

Las coberturas arrancaban a primera hora de la mañana, con las novedades de la noche que acercaban los informativos matinales. Se han mantenido durante las mañanas, en los magacines, y llegaban a los informativos de mediodía. Por la tarde se repetía la cobertura en magacines y programas, que conectaban igualmente con los informativos de prime time, e incluso en el horario estelar se han programado especiales y era posible seguir las novedades en cadenas temáticas.

Si repasamos los buscadores de las webs de cuatro grandes medios generalistas (‘El Mundo’, ‘El País’, ‘La Vanguardia’ y ‘ABC’) desde el 13 de enero hasta hoy, nos encontramos más de 500 noticias, reportajes, análisis, columnas sobre Julen y el pozo. Algo inaudito, diría cualquier jefe de una redacción web.

Y si salimos de nuestras fronteras nos encontramos el seguimiento diario en rotativos de prestigio en Estados Unidos como ‘The New York Times’ o cadenas de televisión como la NBC News. En Europa muchos se han enterado de las últimas noticias del rescate de Julen por las informaciones en ‘The Guardian’ o la BBC (Inglaterra); el ‘Corriere della Sera’ (Italia), ‘Der Spiegel’ (Alemania) o agencias de prestigio como France Press (AFP, Francia).

La búsqueda de Julen en el pozo de Totalán se ha narrado en japonés, inglés y ruso. El final del rescate y la tragedia se ha contado en italiano, francés y alemán. La noticia ha dado la vuelta al mundo. Muchos apuntan a que ningún otro suceso en los últimos años en España había tenido tanta cobertura diaria mediática fuera de nuestras fronteras. Pocas veces se han visto a 200 periodistas de varias nacionalidades subirse a lo alto de un monte para contar día y noche la historia y el rescate de un niño de dos años que cayó y quedó atrapado dentro de un pozo de más de 100 metros.

La televisión, como siempre, cumple una función social. Pero también suele excederse en su papel cuando aparecen estos casos, que disparan el interés del público y producen audiencias millonarias. Es así cuando, en demasiadas ocasiones, se dirigen directos a la línea que separa la información y el espectáculo hasta acabar superándola. Ante esta problemática, la regulación de los sucesos como el caso Julen, parece el siguiente gran paso que se debe dar en esta materia.
Necesidad de una regulación para estas informaciones
¿Cómo controlarlo? ¿Cómo evitar que los medios incurran, cada vez que surge un suceso tan mediático, en estas prácticas tan cuestionadas que pese a todo acompaña la audiencia?.

Nemesio Rodríguez recuerda el papel de la FAPE, Federación de Asociaciones de Periodistas de España, que aunque no tiene potestad sí que mantiene un Código Deontológico en el que se especifica no incurrir en prácticas como las que se han visto estos días. Su Comisión de Arbitraje, Quejas y Deontología del Periodismo es un órgano de autorregulación, y aunque dicho organismo ha hecho decenas de dictámenes sobre la vulneración del Código, lamenta que «el problema es que los medios no los publican porque no les interesa que les recriminen comportamientos deontológicos inadecuados».

Por tanto, la respuesta a este conflicto pasa por la creación de un Consejo audiovisual estatal, un organismo que España sigue sin crear pese a haberse comprometido en múltiples ocasiones. Un «déficit democrático» que en su defecto debería atender la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC): «Por ser medios privados no pueden hacer lo que les dé la gana. “Son concesiones administrativas», nos explicaba Nemesio Rodríguez, remitiendo a una realidad legal y jurídica olvidada.

Un reportaje de:

Fernando Morales Rodríguez

Aida Lorente Altable

Guillermo Martínez Bermejo